Cueva de Ekain
Características
La cueva de Ekain se localiza en la ladera oriental de la colina denominada Ekain, de la que toma su nombre, junto al caserío de Sastarrain, en el término municipal de Deba y apenas a 1,5 kilómetros de Zestoa. Junto a la cueva discurren dos arroyos, Goltzibar y Beliosoerreka, que al unirse forman la regata de Sastarrain. La presencia de agua en las inmediaciones y la orientación favorable de la cueva hacían de ella un lugar propicio para que los grupos humanos del Paleolítico la ocupasen.
En torno a la cueva, a 90 metros sobre el nivel del mar, se desarrollan abruptas montañas y elevados macizos que llegan a alcanzar casi 800 metros, siendo más bajos y suaves hacia el norte y en dirección a la línea de costa, situada a unos kilómetros en momentos paleolíticos.
Características
Importancia
El arte rupestre paleolítico es una de las manifestaciones culturales más relevantes de la historia de la Humanidad. Además de por sus cualidades propiamente estéticas, desde un punto de vista histórico la importancia de este fenómeno deriva de su carácter representativo de una etapa crucial en la evolución humana: la aparición del Homo sapiens.
Es por ello que estamos ante un bien cultural de primer orden, una auténtica obra maestra del genio creador humano, que a su gran calidad artística se une su naturaleza de testimonio excepcional de la historia de la
civilización, dado que es la primera manifestación artística de la especie humana.
Importancia
Historia
Ekain fue descubierta por Andoni Albizuri y Rafael Rezábal, en el ámbito de trabajos de exploración espeleológica y arqueológica. El día 1 de junio de 1969 ambos se acercaron al vestíbulo de la cueva, pero no fue hasta el domingo 8 cuando Rezábal se percató que tras la zona de entrada había un agujero parcialmente taponado de piedras que conducía reptando unos pocos metros hacia el interior. Penetraron con mucha dificultad, y tras haber
recorrido unos 20 metros pudieron ponerse en pie.
Explorada la primera parte de la cueva y habiendo visto colorante en las paredes, Rezábal descubrió el panel de los caballos (Zaldei). Se notificó el hallazgo a José Miguel de Barandiarán. Pocos días después José Miguel de Barandiarán y Jesús Altuna iniciaron los estudios arqueológicos, llevando a cabo una pequeña excavación.